martes, 25 de septiembre de 2018

Contando lunas



Es un mes complicado, es El mes. Ese que llega cargado de amor, ese donde el monte ruje la serenata más hermosa en la que a todos nos anuncia que comienza la cuenta atrás. 

Se miran de reojo los archiperres que han permanecido silenciosos pero latientes. Todos sabemos dónde están, pero no hemos querido ni rozarlos, la mayoría permanecen igual que el día que dijimos “ hasta la próxima”.

Comienza sin duda el ritual propio de cada inicio de temporada, ese en el que se revisa el filo brillante de nuestro cuchillo, acariciándolo suave con una piedra para que quede al pelo, engrasando zahones para que recuperen la forma que nunca pierden, ese olor a cuero curtido que se recupera por los rincones de las casas donde habita un montero o un perrero.

En mi caso, se perfectamente dónde están alojados, y ni mirarlos quiero pues aunque la mente quiere controlar los recuerdos, estos están guiados por el corazón inquieto y se revive aquellos comienzos, en los que había ansias por escuchar cencerras, en los que las noches se juntaban con amaneceres, sin importar el frio, el agua o el calor asfixiante…  pero he de reconocer, que no es cierto eso que dicen, de que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Cada tiempo tiene su momento, del que se aprende, se captura el instante y se continua el paso.
Esta es para mí sin duda, la temporada del cambio, la temporada que arranca pero no avanza. La temporada del sacrificio, agridulce, pues es el sacrificio más hermoso que pensé podría realizar alguna vez.

Miro mis archiperres con nostalgia, pero no con pena. Escucho la berrea desde mi ventana y me late el corazón por partida doble, algo dentro de mí me dice ya “ ya queda menos “.
Existe algo poco coherente y difícil de explicar, pues tienes una mente que quiere y un cuerpo que te dice “más despacio”. Así transcurren los días, lentos, pues esta es sin duda, la más eterna espera a la que me enfrentado. No sabía que contar nueve lunas podía ser tan inquietante, pero cuando ya llevas siete a las espaldas, las siguientes os puedo asegurar que se esperan con mas desesperación que el inicio de la temporada.

Noto en mi interior, como alguien se mueve nervioso, a veces cuando leo, otras cuando escucho, inevitablemente quiero pensar que mis sentimientos están reflejados en sus movimientos. Así cuando siento nostalgia, por no poder sentir el abrazo de mis zahones pienso que en breve tendré una personita que tire de ellos con ojos despiertos diciendo eso de “mama yo también quiero”.
Igual que yo hice con ese que ya mismo sentirá lo que es llamarse abuelo. ( que sea lo que tenga que ser, pero que sea).

Toca velar armas ajenas, hacerme a la idea de que mis ojos claros vendrá oliendo a monte, y asumir que no es un adiós, sino un hasta dentro de un ratito. Se abre una nueva etapa, esa en la que me pregunto si sabré escribir con ese lápiz de jara los mismos versos que a mí me escribiera mi padre, para despertar en este que está por llegar, la pasión que a buen seguro, por sus venas debe ya correr.

Señor@s, os deseo Salud y buena caza. Yo disfrutaré de la más dulce espera.
siempre con ganas de más.


miércoles, 14 de marzo de 2018

Para comenzar: "un fin de fiesta" ( el 1-0)



Pienso que para poder valorar lo que es la Montería, para poder decir que nos apasiona, tenemos que conocerla.
Siempre he dicho que Montear es como amar, y que no es lo mismo que enamorarse.. nos podemos enamorar de algo que no conocemos y cuando lo conocemos no llegar a amarlo. A la vez que darse el caso en el que el enamoramiento más fuerte, cuando lo conoces convertirse en el amor de nuestra vida. Con la Montería pasa igual, nos podemos enamorar ciegamente de una suelta, de una postura, de un lance. Pero si nos presentan todo lo que ha tenido que suceder para que tú puedas estar en tu postura, quizá esa enamoramiento se disipe y desaparezca o quizá valoremos cada esfuerzo y entonces si, lleguemos a amar por encima de todas las cosas esta forma de cazar.

Por eso no podemos perder la oportunidad que nos brinda el destino, cuando nos invitan a acompañar por ejemplo, en tareas de guardería, o en todo ese pre-montería tan poco conocido.
Ese privilegio fue el que me brindo mis ojos claros este inicio de temporada. Y ante tal propuesta, una mente inquieta nunca nunca nunca dice que no.

Así nos dirigimos, cambiando las solanas andaluzas por las tierras extremeñas, Cáceres. Iguales pero distintas.

Recuerdo el calor asfixiante, ese que hacía que la tierra estuviera abierta y dura, condiciones feas para comenzar una temporada. El lugar, impresionante para mis ojos claros bien conocido durante todo el camino te narra lo que vas a ver, lo que vas a hacer. La forma en la que se disponen las armadas, ilusión y ganas. 

La llegada es más que emocionante, te subes en un coche guiada por quien se ha hecho cargo de las tareas de mantener y echar de comer, tengo el gusto de poder ver los primeros venados y muflones en su estado más puro, tranquilos, habituados a su rutina, realmente la montería promete.

Tras abandonar el coche, me inquieta porque un lugar tan tranquilo, necesita de tareas de guardería, si llevan meses preparando con esmero el lugar. Como siempre y todo en la vida, hay que rascar un poco para darte cuenta de que no es oro todo lo que reluce.

la noche comienza a caer, con el brillo de una luna llena inmensa y cercana, deja disfrutar de una noche sin aire, tranquila, se respira paz.
La figura de quien guarda, siempre es serena pero nunca es tranquila. Hacen acto de presencia por aquellos lares, diferentes personajes, desde el que trabaja con el ganado en la finca, hasta el que vende la caza que compra a un propietario, o algun guarda vecino, junto con el amigo de confianza… un ir y venir de los que venden entre ellos ser amigos y teniendo todos un mismo objetivo “que la montería se de bien porque así todos ganamos”

empieza el circulo vicioso que da para un libro. Cada personaje tiene detrás su historia, en las que siempre reinan los intereses personales. Esta ese que quiere llenarse los bolsillos, todo son euros en su cabeza, que si por las carnes, que si con los puestos que puedo meter. Esta aquel otro, que tiene rehala y a toda costa deja claro que su rehala caza en esta montería si o si, y la de su amigo, y la de su primo. Alguno parece un convidado de piedra, de los que observan que ni hablan ni paulan pero están.

Entonces comienzo a darme cuenta, que no solo guardas una finca para una Montería, estas guardando la mano humana, esa que a veces mece la cuna.

En la conversación, se sueltan y vas descubriendo, que estas en tierra hostil.
De vez en cuando se pega un refregonazo a aquello que paso aquel dia, a como pincharon las ruedas a aquel otro, un largo ir y venir de anecdotas rocambolescas que te ponen el cuerpo de punta. pero para tranquilizarte, sueltan ese algo como  " este año en esta no va a haber problema, esta todo bajo control".

Asi comienza la primera noche en vela en aquellos lares, como el monte cobra vida de noche, como los animales se mueven en busca de comida o agua, como demuestran ser dueños de sus terrenos  y tu eres un siemple invitado silencioso.

Observar a mis ojos claros en esta ardua tarea me conquista una vez mas, como se mantiene sereno, como permanece atento, como te enseña, el saber si los animales permancen tranquilos, los ruidos, las luces.... a dominar los caminos y conocer los senderos. 

El dia nos coge la vez, y el sueño o el cansancio no es una opcion. Ha pasado la noche sin sobresaltos. Estamos oficialmente a un dia de la monteria, y todo parece que va segun lo previsto.
durante el dia nos turnamos en descansos, que el cuerpo no parece necesitar, a mi se me ha contagiado ese nerviosismo que hace que el cuerpo permanezca en una continua alerta.

Es con la caida de la noche, cuando se roza el limite con la madrugada, en esa calma sostenida que se mantenia cuando de repente, un sonido sordo nos saco de la tranquilidad, acto seguido a ese sonido que nos paralizo y nos pego un pellizco en el corazon, una rafaga que ilumino el cielo y la tierra.
La rabia se hizo dueña de los dientes, nos movimos rapidos, pero poco habia ya que hacer, acababamos de sentir en nuestra propia piel el sabor del "chanteo". ese conocido por todos, pero ignorado por tantos. Las horas volaron, la rabia iba dando paso a la tristeza, los primeros en acompañarnos tras la primera llamada, los organicos de esta monteria.

En sus caras decepcion y mas rabia, inaudito.... el carril adyacente se lleno cual feria de pueblo tras los fuegos artificiales (nunca mejor dicho) aparecian todos los personajes de esta historia, cada cual con su hipotesis, "esto ha sido este, porque no le dimos aquello" " esto ha sido aquel porque no pagamos el impuesto revolucionario" un ir y venir de suposiciones, caras de rabia y descontento (unas mas que otras) sospechas e indicios.

Con la presencia de la guardia civil se disipan casi todas las suspicaciones y se reafirma un dato, estamos en terreno hostil, donde el chanteo es mas temido que el furtivismo y mucho mas dañino.. sopresa e incredulidad mezclados con mas rabia.

El sol comienza a verse de nuevo en el horizonte, el tiempo ha volado, al organico le toca dar explicaciones a sus clientes, esos que se disponian a dar uso al gatillo el primer dia de la temporada, esos que acuden con ilusion y confianza, esos a los que las migas les van a tener un sabor agridulce, tan agridulce como los dias que este hombre lleva pasados sumado a la noche de "que echo yo ¿?"
Todos los alli presentes tuvieron a bien entender que esto tambien pasan a ser "cosas de la caza" solo que son cosas de esta caza que se barren debajo del sillon, cual pelusa.

Aquel comienzo de temporada ya me hizo darme cuenta, que estaba ante una temporada totalmente diferente a lo vivido hasta ahora. Avandone estas tierras con un "hasta pronto" pues la monteria se iba a dar si o si, asi como las otras que quedaban en la misma zona, las cosas no iban a quedar asi, y este relato tiene un continuará...

El "chateo" ese arte silenciado, ese al que mueven rencillas personales, economicas.... ese que tiene una pequeña gran "mafia" con la que muchos consiguen hasta cazar gratis en algunas regiones, lugares donde te imponen un "impuesto" si quieres cazar. Juegan con el miedo, tiene sangre fria, dobles caras....
Asi comenzo el juego en este rincon de Cáceres donde el marcador se puso en un claro 1-0, y los cordobeses volvimos con las orejas agachadas pero sin meter el rabo entre las piernas...

Continuara....


martes, 30 de enero de 2018

Posteruelos... ¿la caida de un gigante?



No es menos que un privilegio, el poder pasearse por los alrededores de los Posteruelos. Una finca con nombre y solera, donde se mezcla lo nuevo y lo añejo. Quien se haga llamar montero en Sierra Morena, la conoce si no tiene suerte de haberlo visitado como mínimo la conoce de oídas.
Asociada siempre a sus grandes trofeos tanto en cervuno como en muflón.

Para mí comenzó la mañana de una forma particular, recibir la visita de amigos siempre llena el alma y  disfrutar del tronchar de jara en una finca como esta, es una doble satisfacción.
La casa Fernandez-Marmolejo se partió en 2, mi ojos claros acompaña en el puesto a un buen amigo que junto con su tío, soñaba con abatir alguno de esos trofeos que se les garantizaba, realmente no preste demasiada atención a estos cupos enrevesados que tan de moda ponen algunas orgánicas,  creo que ya mismo veremos a los venados corriendo con un ticket de compra en su cuerna y la opción de devolución si no cumple la expectativa ( ironía en modo ON)
El caso, que mi ojos claro se iba a pasar una mañana de frio a un puesto con su cámara para ver disfrutar a unos amigos, y yo me abrocharía los zahones, con la suerte de oler a perro.

Como dije al principio pasear por los jardines de esta “mansión” (porque llamarlo cortijo es quedarse corto) es todo un regalo, asistí de oyente a ese sorteo mañanero, mi objetivo no consigue captar el mismo nerviosismo que en otras monterías. En estas migas se palpa inquietud pero no duda, se palpan ganas pero no euforia. Supongo que la misma solera y la garantía del trofeo hacen que ese halo de sabor a Montería, sea un poco insípido para mi gusto ( creo que tengo el paladar demasiado exquisito)
se organiza la salida de las armadas que van a ciervos grandes para que una vez completas en el sorteo no pierdan el tiempo y salgan veloces a sus posturas.
Con los primeros sobres del sorteo, abandono aquel salón y me voy a ocupar el lugar que me corresponde, ese donde el olor a perro se vuelve mejor que el perfume más intenso. Mucho personal moviéndose de un lado a otro, dividen las rehalas con prisa para pararnos más de media hora en un carril. Tras el paso de las armadas, comenzamos una subida rápida, parece que en Posteruelos gusta cazar con prisa pues todo son corre, vamos, venga ( menos cuando nos pararon media hora en el carril….de nuevo ironia)
Las vistas a nuestra suelta son impresionantes, es en estos momentos cuando me siento privilegiada. Mi objetivo se pierde en un mar de pinos que dejan paso a unas piedras con monte bajo, los perros se vuelven locos pues las ciervas y los muflones te sorprenden en cualquier rincon. Vuelvo a repetir que quizá me he vuelto demasiado exquisita en esto del cazar o meticulosa, pero nuestro soltar fue un desastre, los perros rompieron tras las reses en direccion contraria, y no tuvimos tiempo para esperarlos y llamar, pues el guía desde su emisora, metía bulla… correr, venga, no os quedéis a tras, vamos…. Poco caso hicieron a la voz de . cuando recalcaba vamos a esperar perros que se van a quedar cazando para otra mano…
y la consecuencia estuvo clara, llegar a unas jaras de monte bajo, refugiadas del aire  y calentitas, cargadas de guarros… donde llegamos sin perros, se hizo lo que se pudo. Pero para nuestro gusto no se cazo bien. 2 horas de pateo para escuchar, damos la vuelta¡¡ poner las largas, cortar por mitad si queréis para llegar al furgón… que hemos acabado. A lo que educadamente respondió, “yo vuelvo sobre mis pasos si puede ser, para intentar recuperar  mis perros”

Me apena, una suelta tan bonita, con tantas posibilidades y que no se tomen las molestias de querer cazarla bien. Puedes llamarte Posteruelos y tener grandes venados en tus rincones o buenos guarros en tus jarales, pero si no te tomas las molestias de hacer las cosas bien, puedes obtener el peor de los resultados, pues la madre de una Monteria es el saber y querer cazarla bien. La prisa nunca sirve para nada y mucho menos en el arte del buen cazar.
Al llegar a nuestra suelta, llamando perros  que habían

hecho su montería para otros lares. Mi ojos claros me habla para decirme que viene en mi busca, pues su amigo solo ha abatido un ciervo que bueno… es bonito.

Me fui de los Posteruelos, viendo un plantel donde habría más de 300 reses, con un muflón que quitaba el sentido ( de los que se esperan cuando acudes allí)  una fila de primeros ciervos a los que casi todo el mundo murmuraba eso de  “esto para los Posteruelos no es primera fila, es de segunda para a tras” (pero se murumuraba bajito…muy bajito… vienen a mi mente, los oros y bronces de otros años, los ciervos de cuernas gruesas renegridas… no había en los Posteruelos abrazos de euforia en el plantel, había murmuro y masculleo... (muy bajitos pero es lo que había)
Es una pena ser testigo callada, de cómo la solera se queda en solera, de cómo lo que fue un paraíso de la caza se está degradando,  cocido frio para quien llega a las 17.00h tras pistear su trofeo…En mi mente días después, sigue esa pregunta de ¿Estaremos siendo testigos de la caída de un gigante?

Esta vez me quede con muchas ganas de más, con demasiadas expectativas y pocas sensaciones, me quede con ganas de Posteruelos por primera vez en mucho tiempo, me decepciono esa forma de cazar en un rincon que está construido para crear sueños….